El próximo día 8 tiene anunciada el Ministerio de Igualdad una manifestación feminista para reivindicar ¿qué? Nada, porque a día de hoy en España la mujer no tiene nada que reivindicar, ya que la legislación tiene igualados los derechos del hombre y la mujer. Diríase que más aún, que la mal llamada Ley de Violencia de Género tiene una discriminación positiva hacia la mujer que resta al hombre derechos frente a ella, ya que de acuerdo con su contenido la mujer no tiene que demostrar nada ante la ley y al hombre se le presupone la autoría del delito.
Quiero en estas páginas censurar esa manifestación por innecesaria, sumamente peligrosa y que responde a intereses diferentes a los que se manifiestan en la convocatoria. Hace poco tiempo hubo una manifestación encabezada por tres ministras del gobierno en la que exigían la equiparación salarial de la mujer con el hombre. Algo no me cuadraba, o las ministras desconocían la legislación española, algo increíble en quienes ostentaban tales puestos, o nos estaban engañando, ya que desde los tiempos de la U.C.D existe legislación que obliga a las empresas a pagar igual a hombres que a mujeres en igualdad de puestos de trabajo y yo, en mi vida laboral, nunca encontré un caso de este tipo.
Alguien me dijo que se manifestaban porque esa ley no se cumplía por visto de forma habitual. No soy quién para hacerle la contra aunque no haya encontrado un ejemplo, pero todo es creíble. No obstante, si eso está ocurriendo las ministras manifestantes quedan en peor lugar. Si esa ley no se cumple el gobierno en el que participan las ministras que encabezaban la manifestación no estaban haciendo bien su trabajo.
Si esto está ocurriendo es que el sistema está fallando por dos de sus mecanismos: El primero son los sindicatos que están obligados a defender los intereses de los trabajadores y si no lo han hecho es que no cumplen la misión por la que se les paga. El segundo es el Ministerio de Trabajo a través de la Inspección de Trabajo, que tampoco trabaja bien, con lo que las ministras son corresponsables por estar en el mismo gobierno.
Lo que subsiste detrás de la anunciada manifestación del día 8, incluido el riesgo que supone en tiempo de pandemia con el antecedente del año pasado, es el encubrimiento de la industria o negocio del feminismo. Sí. En España existe un negocio llamado feminismo del que viven opíparamente muchas personas.
El Boletín Oficial del Estado de 3 de noviembre pasado publica el Real Decreto-ley 33/2020 por el que se adoptan medidas urgentes de apoyo a entidades del Tercer Sector de Acción Social de ámbito estatal, y en él se aprueban una serie de subvenciones por valor de varios millones de euros que no me he molestado en sumar. Entre las muchas asociaciones que en el texto aparecen figuran hasta sesenta y una de defensa de los intereses de la mujer, que perciben cantidades desde 253.000 euros hasta veintiún mil, que suman unos dos millones en moneda corriente.
¿Dónde está el negocio? En que muchas de esas asociaciones incluyen en sus presupuestos los elevados sueldos de sus promotores/as, de tal modo que han hecho de esas entidades su modo de vida. Si además de estas cifras sabemos que son también bien regadas de dinero por Comunidades Autónomas y Ayuntamientos y nadie comprueba el uso de esas cantidades tenemos la ecuación resuelta.
Podrán sus defensores aducir que esas asociaciones cumplen con una labor magnífica que no cubren los poderes públicos. Si esto es así no es necesario el Ministerio de Igualdad por ineficaz, ya que esa función la hacen estas entidades. Una de las dos cosas es innecesaria. Pero yo no descubro nada que este gobierno no supiera ya, bueno, este y los gobiernos anteriores, ya que todos han encubierto este negocio.
Este gobierno es el más caro de cuantos ha habido en los años de democracia en España pues tiene cuatro vicepresidentes y veintitantos ministros, muchos de cuyos gabinetes están vacíos de competencias. Cada ministerio tiene bastantes Secretarios de Estado y Directores Generales, con pingües sueldos que se supone que cumplen su función en defensa del Estado.
Según la vicepresidenta primera, éste es el gobierno que más trabaja. Si es así no creo que sean necesarias asociaciones sin ánimo de lucro (así se llaman a sí mismas) para cumplir unas funciones que deben ejercer los ministerios.
Mi resumen y conclusión no es solamente evitar esa manifestación por el enorme riesgo de contagio, aunque tal vez intenten justificarla por el hecho de que haya mujeres muertas por sus parejas, borrachas a deshora agredidas sexualmente y cosas por el estilo, pero esa es una cuestión que corresponde evitar al Ministerio del Interior del mismo gobierno que es el encargado de protegernos, detener a los culpables y los jueces que los condenen debidamente.
Juan Ruiz García
